La tregua de Navidad… ¿qué tregua?

Imprimir
Textos del semanario Lutte Ouvrière - 22 de diciembre de 2025
22 de diciembre de 2025

En estas fiestas de fin de año, algunos de nosotros disfrutan de unos días de descanso, más tiempo con la familia o los amigos, y no nos vamos a quejar. Pero la supuesta magia de la Navidad, que nos venden en los medios de comunicación entre dos reportajes sobre la guerra, resulta más que indigesta.

Para algunos, la Navidad es el momento ideal para ensalzar las tradiciones, incluso la tradición cristiana, y la extrema derecha se deleita con ello. Para otros, es sinónimo de negocios, ya que se supone que la magia de la Navidad supone regalos bajo el árbol y cenas extraordinarias.

¡Así que no hay tregua ni en la demagogia ni en los negocios! Tampoco la hay en los ataques contra los trabajadores.

Es en torno a la Navidad cuando los 750 empleados de Brandt recibirán su carta de despido. ¿Y cuántos otros pasarán las fiestas con el corazón encogido porque han perdido su trabajo o temen ser despedidos?

El 41% de los trabajadores piden préstamos para pagar sus regalos, ¡porque la supuesta magia de la Navidad no llega a aumentar los salarios! Millones de mujeres y hombres en activo, en paro, jubilados o discapacitados hacen malabarismos con sus descubiertos y tendrán que endeudarse solo para comprar chocolate y algunos regalos para complacer a sus hijos o nietos.

Los consejos de los periodistas de televisión para elegir bien el foie gras, preparar un huevo escalfado con trufa o seleccionar el mejor vino claramente no van destinados a ellos.

Tampoco hay una verdadera tregua para los trabajadores inmigrantes que se enfrentan a problemas con sus documentos y visados y que no pueden reunirse con sus familias como les gustaría.

Tampoco la hay para los pequeños ganaderos que se despiertan cada mañana preguntándose si encontrarán algún animal enfermo y si también ellos tendrán que sacrificar todo su rebaño, el trabajo de toda una vida.

En cuanto a los que duermen en la calle, lo único que verán de la Navidad serán los escaparates tentadores y las luces públicas.

La brecha entre ese paréntesis encantado que se supone que son las fiestas de fin de año y la realidad que vive la inmensa mayoría de la población es aún más indignante si miramos más allá de nuestras fronteras.

Pues sí, habrá fiesta, ostentación, langosta y caviar en las mesas de la Casa Blanca, el Kremlin o el Elíseo. Pero los dos millones de palestinos de la Franja de Gaza desplazados y obligados a vivir en campamentos improvisados chapotean en el barro y tiemblan de frío.

Los soldados ucranianos y rusos siguen arriesgando sus vidas mientras Putin y Trump llegan a un acuerdo a sus espaldas.

La población de Venezuela se ve asfixiada económicamente por el bloqueo impuesto por el ejército estadounidense, lo que multiplica la escasez y la inflación y agrava la crisis alimentaria.

En cuanto a los haitianos, ya condenados a sobrevivir con nada, están sometidos al poder asesino de las bandas que extienden su dominio sobre el país.

En los sermones de Navidad, se oirá a unos y otros pedir la paz, el alto el fuego y las negociaciones, mientras que en todas partes los estados mayores y los dirigentes afilan sus armas y preparan la guerra.

Este domingo, Macron visitó a los militares franceses desplegados en los Emiratos Árabes Unidos para ofrecerles... un nuevo portaaviones, el último juguete de la marina, con un coste exorbitante. Cuando se trata de gastar en la guerra, ya no se habla de “déficit insostenible” ni de “deuda que dejaremos a nuestros hijos”.

En lugar de hacer desaparecer todas estas realidades crueles y angustiosas, la supuesta magia de la Navidad las resalta aún más.

Hace tiempo que no debería haber lugar para la miseria, la explotación, el dominio de los países ricos sobre los países pobres y las guerras, ya que la riqueza y el progreso son tales que podrían beneficiar a todos.
Esta constatación debe transformarse en una perspectiva política: es posible construir un mundo mejor para las generaciones futuras. Son los trabajadores, los explotados, los oprimidos y los rebeldes quienes deben ponerse manos a la obra.

Esperemos que este periodo de descanso nos dé fuerzas y energía para luchar contra esta sociedad capitalista, tan aberrante y repugnante.

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 22 de diciembre de 2025