Las elecciones municipales se celebrarán los próximos 15 y 22 de marzo. En estos momentos se están confeccionando las listas y es necesario que el bando de los trabajadores esté presente. Por ello, Lutte ouvrière tiene previsto presentar listas en más de 250 ciudades, las más grandes del país.
En estas listas no habrá personalidades destacadas ni políticos en ciernes, solo trabajadores de a pie que saben lo que significa vivir con un salario o una pensión insuficientes, no poder pagar las facturas o no poder sustituir el coche si se estropea.
Las listas de Lutte ouvrière-Le camp des travailleurs reunirán a obreros y empleados, asistentes domésticos y auxiliares de vida, conductores de autobús o tren, profesores y cajeros, enfermeras y auxiliares de enfermería... decididos a hacer oír su ira, sus intereses y su convicción de que hay que cambiar esta sociedad de arriba abajo. Mujeres y hombres que han decidido representarse a sí mismos, porque no se puede confiar en los partidos institucionales.
El espectáculo que nos ofrecen los políticos es lamentable. Hemos llegado a un punto en el que Sarkozy, un reincidente múltiple, quiere hacernos llorar por sus 20 días de prisión. ¡Y si fuera solo él! Pero están todos los demás, incluido Le Pen, que están siendo procesados por malversación de fondos públicos. También está todo el circo político, las alianzas circunstanciales, los regateos y las renegaciones incesantes.
Más fundamentalmente, los grandes partidos, cada uno a su manera, defienden la sociedad capitalista tal y como es, con el dominio de los grandes empresarios, la explotación, la ley del beneficio, la competencia y la guerra económica. Solo se enfrentan para saber quién gestionará los asuntos de la burguesía, quién tendrá el honor, mañana, de retrasar aún más la edad de jubilación o, peor aún, de enviar a nuestros hijos a la guerra.
No, ¡estos dirigentes políticos no representan los intereses de los trabajadores! Debemos representarnos a nosotros mismos, tomar la palabra nosotros mismos, expresar nosotros mismos nuestros intereses. Debemos unirnos contra el patronal y sus lacayos políticos que nos dividen.
Ya sea que estemos trabajando, desempleados o jubilados, y sin importar nuestro sector, nuestro origen o el color de nuestra piel, podemos estar orgullosos de pertenecer al mismo bando, el de los trabajadores que hacen funcionar la sociedad, el de los trabajadores que hoy son explotados, mal pagados y marginados, pero que acabarán rebelándose y acabando con las desigualdades y las injusticias perpetradas por el capitalismo.
Los grandes partidos políticos harán campaña sobre temas locales. Unos prometerán más seguridad, otros, comedores o transporte gratuitos, quizá ambas cosas a la vez. ¡Como si esas promesas fueran independientes del funcionamiento del mundo! ¡Como si la inseguridad, la delincuencia y el narcotráfico pudieran resolverse a escala municipal y no estuvieran relacionados con la pobreza de los barrios populares, el retroceso de los servicios públicos y el dominio del dinero sobre nuestra sociedad!
En cuanto a tener más plazas en las guarderías, comedores gratuitos o la apertura de un nuevo parque para los niños, podríamos alegrarnos. Pero si es para ponerles un uniforme a los 18 años y enviarlos a la guerra, como planea Macron, no podemos conformarnos con eso.
No nos engañemos. La sociedad es cada vez más desigual e injusta. Las ideas reaccionarias, xenófobas y racistas que siembran la división entre los trabajadores avanzan, alimentadas por la guerra económica. El mundo, dominado por las rivalidades imperialistas, es cada vez más belicoso. Los ataques que se derivan de ello no pueden combatirse a nivel local. Solo podrán combatirse mediante un levantamiento del mundo obrero.
Por lo tanto, los trabajadores deben hacerse oír. Si, como nosotros, tú no te resignas y quieres expresar tu ira contra los políticos, Macron y los grandes empresarios, ¡únete a nuestra campaña!
Estas listas serán un medio para unirnos y organizarnos para oponernos a los especuladores, a los despidos y a todos los parásitos irresponsables que nos gobiernan. Afirmaremos que los grandes accionistas no son nada sin nuestro trabajo. Denunciaremos la sociedad capitalista que mantiene a la inmensa mayoría de los trabajadores en la necesidad por los intereses de un puñado de ultra ricos y que camina hacia la guerra.
Como trabajadores y trabajadoras, no estamos condenados a obedecer. Hacemos funcionar la sociedad, tenemos ideas para organizarla y dirigirla de manera que, por fin, responda a las necesidades de todos.
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 8 de diciembre de 2025